Ortofenilfenol (E231) – ¿qué es?
El ortofenilfenol (E231) es un compuesto químico orgánico perteneciente al grupo de los fenoles, que se utiliza como aditivo alimentario y conservante. Su función principal es prolongar la vida útil de los productos inhibiendo el crecimiento de mohos y bacterias. Esta sustancia química tiene un fuerte efecto antiséptico, lo que la hace eficaz para proteger los alimentos del deterioro.
El ortofenilfenol no sólo se utiliza en la industria alimentaria, sino también como ingrediente de desinfectantes y conservantes en agricultura y horticultura.
Propiedades del ortofenilfenol
El ortofenilfenol (E231) se distingue por su gran eficacia para impedir el crecimiento de microorganismos, lo que se traduce en su amplio uso como conservante. Es estable en un amplio rango de temperaturas, lo que permite su uso en diversos procesos de producción. Sin embargo, debido a sus propiedades, el uso de este compuesto está regulado por ley para garantizar la seguridad de los consumidores.
Uso del ortofenilfenol
El ortofenilfenol se utiliza principalmente como conservante en preparados de frutas y verduras, así como en algunas bebidas y alimentos envasados. Su adición impide el crecimiento de microorganismos no deseados, prolongando la frescura y la vida útil de los productos. También se utiliza en la industria del envasado como ingrediente de los antisépticos utilizados para tratar los envases.
¿Dónde comprar ortofenilfenol?
El ortofenilfenol (E231) está disponible principalmente para las industrias alimentaria y agrícola, y puede adquirirse a través de empresas químicas especializadas que ofrecen aditivos y conservantes alimentarios. Los consumidores particulares rara vez tienen acceso directo a este tipo de sustancias, pero pueden adquirir productos que contienen E231 en su formulación en tiendas de comestibles o supermercados.
El ortofenilfenol y su función en los alimentos
Como aditivo alimentario, el ortofenilfenol (E231) tiene principalmente una función conservante. Impide el crecimiento de moho y bacterias en la superficie de los productos alimenticios, lo que es clave para preservar su frescura, sabor y valor nutritivo. Gracias a sus propiedades antisépticas, el E231 prolonga significativamente la vida útil de muchos productos, minimizando así la pérdida de alimentos y garantizando su seguridad.