Transporte marítimo: ¿cómo afecta al clima? Retos para la industria alimentaria

Autor
Foodcom Experts
27.03.2025
4 min de lectura
Transporte marítimo: ¿cómo afecta al clima? Retos para la industria alimentaria
Resumen
Índice
  • El transporte marítimo es responsable de una proporción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, a pesar de su eficiencia.
  • La industria alimentaria se enfrenta a retos adicionales relacionados con la refrigeración y la calidad de los productos.
  • Las innovaciones tecnológicas, como los motores alternativos o la IA, se están volviendo cruciales para reducir las emisiones.
  • Las nuevas regulaciones climáticas aumentan la presión para las transformaciones ecológicas en la logística alimentaria.

El transporte marítimo es la espina dorsal de la economía moderna, ya que representa alrededor del 80% del comercio mundial de mercancías. En el caso de la industria alimentaria, su importancia es especialmente significativa, ya que permite el movimiento de enormes cantidades de productos agrícolas entre continentes, desde granos de cereales hasta frutas tropicales frescas. Sin embargo, con la creciente crisis climática, cada vez se plantean más interrogantes sobre los costes medioambientales de esta forma de logística.

En la última década, la concienciación de los consumidores sobre los problemas medioambientales ha aumentado considerablemente, obligando a la industria alimentaria a revisar sus prácticas actuales. En este artículo, analizamos en detalle cómo afecta el transporte marítimo al cambio climático, qué retos específicos genera para los productores de alimentos y qué soluciones pueden ayudar a reducir el impacto medioambiental negativo.

Consecuencias medioambientales del transporte marítimo de alimentos

Aunque el transporte marítimo se considera más eficiente desde el punto de vista energético, su escala significa que sigue siendo una fuente importante de contaminación. Según la Organización Marítima Internacional, el transporte marítimo representa aproximadamente el 2,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si no se toman medidas radicales, este porcentaje podría aumentar hasta el 17% en 2050.

El uso de combustibles marinos pesados (HFO) sigue siendo motivo de gran preocupación. Se caracterizan por sus elevadas emisiones, no sólo de CO2, sino también de óxidos de azufre y nitrógeno. Otro problema es la antigüedad de la flota comercial. Muchos de los buques que siguen en servicio están tecnológicamente obsoletos. La práctica de reducir deliberadamente la velocidad para disminuir el consumo de combustible, aunque beneficiosa para reducir las emisiones, crea nuevos problemas para la industria alimentaria. Aumenta los tiempos de transporte de los productos con una vida útil corta.

Środowiskowe konsekwencje morskiego transportu żywności

Retos específicos para el sector alimentario

La industria alimentaria se enfrenta a retos especialmente complejos en el contexto del transporte marítimo. Por un lado, la globalización de los mercados obliga a transportar enormes volúmenes de productos a largas distancias y, por otro, la creciente concienciación de los consumidores sobre la huella de carbono obliga a los productores a buscar soluciones más sostenibles.

La cuestión de la cadena de frío sigue siendo una preocupación clave. El transporte de productos a temperatura controlada (carne, pescado, fruta o alimentos congelados) implica un importante consumo adicional de energía. Se calcula que la refrigeración por sí sola puede aumentar las emisiones totales de gases de efecto invernadero relacionadas con el transporte hasta en un 30-40%. Además, los plazos de entrega prolongados derivados de la optimización para la reducción de emisiones (por ejemplo, mediante la cocción lenta al vapor) pueden repercutir negativamente en la calidad y frescura del producto, lo que plantea retos logísticos adicionales.

Soluciones innovadoras en la práctica

En respuesta a estos retos, el sector está empezando a aplicar una serie de soluciones innovadoras. En el ámbito de la propulsión, estamos asistiendo a un abandono gradual de los combustibles tradicionales en favor de fuentes de energía alternativas. Un ejemplo es la empresa danesa Maersk. En 2023 botó el primer portacontenedores del mundo propulsado por metanol derivado de la biomasa. Este buque reduce las emisiones de CO2 en torno a un 70% en comparación con los buques convencionales.

Paralelamente, se está desarrollando tecnología para utilizar gas natural licuado como combustible de transición. También se investiga intensamente el hidrógeno y el amoníaco como posibles soluciones del futuro sin emisiones. En el ámbito de la optimización logística, cada vez se utilizan más los sistemas avanzados de IA. Permiten planificar rutas precisas que tienen en cuenta las condiciones meteorológicas, las corrientes y otros factores que afectan al consumo de combustible.

La normativa y su impacto en el futuro del sector

No se puede pasar por alto el papel de la reglamentación en la configuración del futuro del transporte marítimo. Las restricciones de la OMI para 2020 sobre el contenido de azufre de los combustibles marítimos (conocidas como OMI 2020) son sólo el principio del cambio. A partir de 2024, el transporte marítimo se incluirá en el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE), lo que aumentará considerablemente los costes para los transportistas que utilicen combustibles convencionales.

Estos cambios normativos tendrán un impacto directo en la industria alimentaria, lo que probablemente se traducirá en un aumento de los costes de transporte. Al mismo tiempo, sin embargo, crean un fuerte incentivo para invertir en soluciones más sostenibles. Las empresas que adapten más rápidamente sus cadenas de suministro a los nuevos requisitos pueden obtener una importante ventaja competitiva en un mercado cada vez más concienciado con el medio ambiente.

Regulacje i ich wpływ na przyszłość branży

El transporte marítimo sigue siendo una parte indispensable del sistema mundial de suministro de alimentos, pero su modelo operativo actual requiere cambios profundos. La industria alimentaria se enfrenta a la ingente tarea de conciliar la necesidad de mantener la eficiencia de costes con unos requisitos de sostenibilidad cada vez mayores.

El desarrollo de tecnologías de propulsión alternativas, las inversiones en la modernización de la flota y la optimización de los procesos logísticos parecen inevitables. Las empresas que tratan estos retos como una oportunidad de transformación no sólo pueden reducir su impacto medioambiental negativo, sino también construir una ventaja competitiva sostenible en la era de la economía baja en carbono.

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