Consignación: ¿qué es?

La consignación es un contrato comercial por el que el proveedor (a menudo un fabricante o mayorista) transfiere las mercancías al consignatario (por ejemplo, un minorista), pero la propiedad de las mercancías sigue siendo del proveedor hasta que las mercancías se venden al cliente final. En otras palabras, el consignatario almacena los bienes, pero la propiedad real de los mismos sigue siendo del proveedor hasta que se venden los productos. Este modelo permite una gestión flexible del inventario, lo que es especialmente beneficioso para el consignatario, ya que no incurre en el coste de comprar las mercancías antes de venderlas.

La consignación es un modelo popular porque minimiza el riesgo financiero del destinatario asociado al almacenamiento de mercancías y a la falta de demanda. El destinatario no tiene que incurrir en el coste de comprar las mercancías por adelantado, lo que le permite gestionar mejor su capital circulante. En la práctica, esto significa que el consignatario paga al proveedor sólo después de que la mercancía haya sido vendida al cliente final, lo que se traduce en una reducción del riesgo asociado a las existencias no vendidas.

El proveedor, por su parte, gana la oportunidad de aumentar su presencia en el mercado y llegar a un abanico más amplio de clientes, ya que sus productos están en más puntos de venta. Sin embargo, debe estar dispuesto a mantener un mayor stock de mercancías, lo que requiere invertir más capital en producción y logística. Un reto adicional para el proveedor puede ser el riesgo de ventas inciertas de mercancías y los costes asociados de almacenamiento y posible devolución de productos no vendidos.

La consignación se utiliza a menudo en industrias como la automovilística, la farmacéutica y la de la confección, donde el alto valor de las mercancías y la dinámica de la demanda hacen que este modelo sea especialmente ventajoso. En la industria farmacéutica, por ejemplo, la consignación permite a los proveedores garantizar la disponibilidad de medicamentos en las farmacias, mientras que los receptores no tienen que asumir el coste de la compra hasta que se venden a los pacientes.

Preguntas más frecuentes

1. ¿Cuáles son las principales ventajas de la consignación para el destinatario?

La consignación permite al destinatario reducir su riesgo financiero, ya que no tiene que pagar por los productos hasta que se venden al cliente final. Esto permite al consignatario gestionar mejor el capital circulante, reducir el riesgo de exceso de existencias y centrarse en las ventas efectivas sin tener que invertir sus propios fondos en la fase de compra de las mercancías.

2. ¿Cuáles son los riesgos de la consignación para el proveedor?

El proveedor debe estar preparado para mantener un mayor stock de mercancías, lo que implica costes de producción, costes de almacenamiento y el coste potencial de devolución de los productos no vendidos. También existe el riesgo de que los productos no se vendan, lo que puede suponer una carga para el proveedor, especialmente en el caso de productos con una vida útil corta.

3. ¿En qué sectores se utiliza más la consignación?

La consignación es popular en los sectores del automóvil, farmacéutico y de la confección. En la industria del automóvil, permite a los concesionarios almacenar vehículos sin necesidad de comprarlos inmediatamente; en la farmacéutica, garantiza la disponibilidad de medicamentos en las farmacias sin comprometer sus propios recursos; y en la confección, ayuda a distribuir colecciones de ropa a tiendas donde la demanda puede fluctuar dinámicamente.